sábado, 5 de mayo de 2007

Un texto de 3C en el Acto del Aniversario


La escuela, nuestra escuela, no es un edificio vacío.

Es parte de nuestra vida, nuestra segunda casa, un lugar para aprender y compartir momentos, emociones y locuras.

Algunas charlas en el patio, terminan en peleas y otras con risa. Y, una y otra vez, los recuerdos siempre vuelven a un banco o a un rincón de la galería: encuentros, amigos, sueños.

Para nosotros la escuela es aire puro ya que si la sociedad se involucra con lo malo, la escuela siempre lo excluye. Así al superar las angustias, los problemas se vuelven más leves.

La escuela, esta escuela, es el lazo con nuevos amigos y nueva gente, es el recuerdo vigoroso de un proyecto firme que perdurará por siempre.

Este gran edificio nunca estará vacío, porque ya es parte de cada uno de nosotros.

Sabemos que El Ciclo no es un edificio vacío. El Ciclo, nuestra escuela, es su gente, somos vos y yo, los sueños de crecer y ser mejores, la calidez de un hogar distinto pero también nuestro.

A los diez años de este edificio y cuarenta y tres de nuestra escuela, Tercer año los invita a pensar y considerar todas las cosas buenas que podemos hacer por nuestra escuela desde hoy.

¿Qué harías por este lugar tan especial al que todos concurrimos? ¿Qué harías para cuidarlo, para reparar lo maltrecho, para cambiarlo y mejorarlo? ¿Qué harías con tus compañeros para ayudar y ayudarnos?

Una escuela no es un edificio, deseado y propio, pero vacío. La escuela somos cada uno de nosotros y también los que no están pero estarán siempre. Y por ellos también festejamos.

Una escuela es un proyecto en marcha, un impulso, el trabajo de muchos, el sueño de todos.

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El texto se elaboró a partir de fragmentos de otros textos escritos por los alumnos.





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