domingo, 6 de diciembre de 2009

Palabras para volver a empezar:

Ser lector es poder recorrer el mundo de otra manera. En la voz solitaria del que lee se reinventa la vida y es muy posible que no quieras dejar de leer.
El lector de quien hablo, pronto terminará de leer una novela. Le queda solo el último capítulo, no más de cinco hojas. Inicia el ritual de todas las noches, acaricia el libro, busca su lugar favorito y abre el juego de la lectura.
Sabe que será la última vez en que presenciará el encuentro de esos personajes y que sabrá finalmente qué decisiones tomarán para sus vidas. Quién elegirá partir, quién se quedará.
El lector se resiste, claro, no quiere dejar la historia. Lee lentamente las últimas palabras, se demora receloso evitando el punto y la hoja en blanco que le dará el final.
Extraña paradoja la del libro y el lector que en el encuentro evitan acercarse.
A nadie le gusta los finales. Terminar es un poco perder.
A ustedes, como al lector, sin embargo, aún los esperan otras historias y por eso será necesario seguir. Siempre seguir.
Llegar a quinto año no es cuento. En la escuela la vida nos regala amigos, los maestros se empeñan en que aprendamos las ciencias y los alumnos resisten tanto empeño en espera de esos buenos amigos y el recreo.
Con el tiempo entendemos que la escuela finalmente tiene la magia de aquellos viejos cuentos: un patio lleno de trampas, una escalera a la aventura y todas las puertas y ventanas para aprender el universo.
Con los libros entendemos que los sueños nos acercan el futuro. Y que volar es posible. Y es posible todo si queremos creerlo.
Luego, la realidad nos dice que es posible, solo, lo que podemos. Y que podemos, solo, algunas cosas.
El lector de quien les hablo prefiere la ficción que le regala la buena literatura. Esa ficción es el motor que impulsa todos los proyectos.
No hay literatura, ni realidad si no nos animamos, como él, a inventarnos el futuro que queremos.
Y cuando digo inventar, digo crear, construir, imaginar. Eso no solo ocurre en la ficción. Eso sí, requiere de ingenio, búsqueda y mucho esfuerzo.
Es verdad, a nadie le gusta llegar al final. Terminar es un poco perder. Y perder no es cosa de estos tiempos.
Hagamos como hace el lector, corran página por página, disfruten los momentos que traen las palabras, vivan su historia sin prisa sabiendo que en esa historia están los sueños y la vida que decidieron vivir. Todo llega finalmente. Hay que salir a buscar.
Este capítulo no puede ser el último. Vendrán otras lecturas, otras historias por conocer.
Quién sabe, tal vez la vida (o la literatura) nos reencuentren alguna vez.
Confio en que saben qué hacer. Suerte en el camino.
Los voy a extrañar.

Andrea.